EL HOMBRE DE LETRAS

lunes, 30 de julio de 2012




Por Armando Almánzar Botello


En esa magia estaba cuando lo borró la descarga.” Jorge Luis Borges.



Después de cometido su delito, el hombre de letras se marchó a un país remoto.

Instalado allí sigilosamente, viviendo en una extraña buhardilla, transcurrieron dos largos años de meditación dolorosa para el personaje principal de nuestra historia…

Tan profundo, persistente y sutil era su esfuerzo reflexivo en el intento de justificar la envergadura de sus plagios, de sus descarados hurtos, que fundó, el hombre de letras, una nueva teoría prodigiosa de los textos-copia ubicuos, y trazó un novísimo concepto de Universo duplicado, alfanumérico.

Haciendo uso de una interpretación muy personal del mundo cibernético, de la Cábala, de los Diálogos de Platón y de cierta literatura Gnóstica, el hombre de letras desarrolló una tesis maravillosa en la cual consideraba que la existencia terrenal de los seres humanos, animales y plantas, la inmensidad de las galaxias y los abismos inmanentes del mundo microfísico, eran simples copias o plagios, realizados por un Demiurgo, de aquello que denominó, pomposamente: Modelo Perfecto de la Vida Divina, Celestial y Eterna.

Así pasaron para el hombre varios meses más de solitaria reclusión meditativa, cauteloso aislamiento de carácter enfáticamente místico.

Una tarde (siempre sucede "una tarde"), sintió la necesidad de asentar en la escritura, definitivamente, su gran teoría del Universo-Plagio, y comenzó a escribir febrilmente su obra imperecedera.

En esas transcripciones-disquisiciones metafísicas se encontraba inmerso el hombre de letras, cuando tocaron a la puerta de su buhardilla la INTERPOL, los fiscales, los críticos especializados, y el Presidente de la Asociación de Ahorrantes del Banco Mercantil y Fiduciario que años atrás el Hombre de Letras de Cambio había desfalcado.

Abarrotada la pequeña buhardilla, los imprevistos visitantes le comenzaron a cantar con gran jovialidad al hombre de letras,        —que sonreía con lágrimas en los ojos, evidentemente muy agradecido—, el Happy birthday to you... 



Mayo de 2010

Tomado del Libro "Hipertextos de un Cazador"

© Armando Almánzar Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.