Revolución y telepatía nano-electrónica

domingo, 28 de abril de 2013


Por Armando Almánzar Botello



Sabes que ahora no tengo teléfono móvil.
Mi aparato casero, convencional, fue descontinuado por
      averías 
                múltiples.

No fue sustituido el número, sino el diseño 
de la máquina receptora y transmisora 
de mensajes verbales… 
                                Nunca 
uso el registro electrónico de nombres. 
            He aquí mi poética…

La memoria telefónica de tu número,
que no tenía anotado en ningún otro soporte,
y esto ahora lo descubro

era simple, frágilmente corporal:
si cambia el diseño del teclado se modifica la red 
de conexiones mnémico-cinestésicas,
                                                   y ¡bluff!
bien lo advertía Wittgenstein,
me volví un lío, pero no de faldas,
permutando y combinando letras, dígitos… y
nada...

Perdóname, Revolución, el olvido de tu nombre, 
de tu cifra
               musical y pitagórica.

Mas tan sólo te has perdido en la memoria
de mi cuerpo. 
                    Y creo, imperturbablemente,

que tu ser singular en el eidos platónico /
permanece intocado…


28 de Julio de 2010.
Santo Domingo, República Dominicana.