¡Basta ya de demagogias!

jueves, 24 de abril de 2014

Es preciso recordar que Juan Bosch nunca creyó en el antitrujillismo “nacionalista” y “patriótico” de aquellos oportunistas “caballeros” dominicanos que, muerto Trujillo, se repartieron el Botín hablando en inglés, en italiano, en francés.... o en español “castizo”… pero siempre de espaldas al pueblo.


Por Armando Almánzar-Botello


El asunto es muy complejo, no se presenta en blanco y negro, a no ser para escolásticos y dogmáticos carentes de verdadero vuelo creativo. Seres simplemente librescos, beneficiarios de cierto "patriotismo" de pacotilla y supuestamente "dominicanistas", pero sin luz en el corazón y éticamente ciegos por el resentimiento beligerante, unilateral y cínico que los impulsa, pues no tocan con la misma frecuencia otros decisivos componentes del problema que tienen su origen en los ámbitos político-económicos locales e internacionales. 

Muchos de ellos se limitan al ataque despiadado y directo a los haitianos y mencionan muy pocas veces y sólo de refilón, quizá por miedo y oportunismo conservador, la gran co-responsabilidad en el problema migratorio y laboral que pesa sobre los hombros de ciertos sectores empresariales criollos y haitianos, y la insensata indolencia, en mayor o menor grado, de todos los Gobiernos dominicanos, al permitir el acceso no regulado de extranjeros a nuestro país con fines inescrupulosos y mercuriales, para beneficio de reducidos grupos hegemónicos y en perjuicio de la Nación Dominicana y del Género Humano. 

Otro aspecto casi siempre omitido en los análisis y petardos teóricos “nacionalistas”, pero también en los de ciertos “filántropos humanistas” ligados a varias ONG's, lo constituye la estrategia inhumana y retorcida de las Grandes Potencias, las cuales, encerradas en su “fortaleza ilustrada” y pese a su deseo de controlar el mundo en nombre de la Globalización, se hacen de la vista gorda frente a esta severa dificultad que aqueja a muchísimas naciones pobres del Planeta, no sólo a Dominicana y Haití, y nos acusan injustamente de racistas y anti-haitianos. 

Algunos descerebrados repetidores de lo dicho por otros, prácticamente preparan al pueblo dominicano para una confrontación civil a gran escala con el pueblo haitiano, sin detenerse a medir las consecuencias de su efervescencia patriotera y pueril. Una guerra entre ambas naciones no convendría a nadie. Ese tipo de propaganda es el efecto del resentimiento y de un mero impulso irracional de venganza que prestaría un muy flaco servicio a los intereses populares de ambas naciones. Esta campaña bélica prepara indirectamente el terreno para una segura intervención militar norteamericana en la Isla, con las consecuencias que todos conocemos: más control foráneo de nuestro territorio y más saqueos imperiales de nuestros recursos…. 

Por otra parte, debo decir que si alguien ha tomado partido consciente desde hace largos años en este problema dominico-haitiano, pero tratando de no caer en apasionamientos obtusos ni en posturas acríticas, personalistas ni pre-modernas (a mí nadie me paga por escribir ciertas cosas), ha sido quien suscribe esta breve nota. 

Cuando yo laboraba en el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones, CEDOPEX, hoy CEI-RD, fui miembro, en varias oportunidades, de equipos técnicos interinstitucionales conformados por economistas, sociólogos, agrónomos, biólogos, periodistas y especialistas en manejo sustentable de recursos, con los fines de promover la práctica de la agricultura orgánica en República Dominicana. El Instituto Agrario Dominicano, la Secretaría de Agricultura, el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, la División de Agricultura del CODIA, la Junta Agroempresarial Dominicana, el Plan Sierra, etc. etc. fueron algunas de las innumerables instituciones públicas y privadas que ofrecieron a CEDOPEX su asesoramiento en el tema. 

Los equipos de trabajo estuvieron aconsejados por expertos y grandes conocedores de los diferentes aspectos económicos y ecológicos relacionados con las actividades productivas y exportadoras. Recibimos las orientaciones y recomendaciones técnicas de especialistas de la talla del Ing. Agron. ecuatoriano Manuel Suquilanda Valdivieso, una de las principales autoridades de América Latina en lo atinente a Manejo Sustentable de Recursos y Agricultura Orgánica, los doctores José Rafael Espaillat, Decano de la Facultad de Agronomía en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU, Andrea Brechelt, Presidenta de la Fundación Agricultura y Medio Ambiente, FAMA, etc. 

Los mencionados módulos técnicos investigaron sobre la práctica de la Agricultura Orgánica en República Dominicana (tema al que dediqué varios números monográficos de la revista que yo dirigía en CEDOPEX: "El Exportador Dominicano") y pudieron comprobar, entre otras muchas cosas importantes y apoyándose en esas investigaciones de campo, que las cuotas laborales definidas por nuestras leyes y en las que se obliga a que un 80% de los trabajadores empleados por las empresas dominicanas esté constituido por nacionales y un 20% de ellos por extranjeros, se violaban de forma alarmante por los empresarios dominicanos, y aún más, se encontraban prácticamente invertidas en una gran cantidad de las empresas de producción agrícola y orgánica del país. 

Esta irregularidad, cometida por los empresarios dominicanos del agro, se pretendía y se pretende justificar aduciendo que la utilización de haitianos para las labores agrícolas permitía y permite a los “patronos” una significativa reducción en sus costos de producción y, por ende, una maximización de sus beneficios, aunque ello implique también una descarada violación de nuestras leyes y la monstruosa explotación de trabajadores haitianos que, por su mismo carácter de inmigrantes ilegales y por tener menores posibilidades de supervivencia que los dominicanos, ofrecían y ofrecen su mano de obra a precios significativamente más reducidos. 

Podemos ver que la irresponsabilidad del sector empresarial de marras no sólo se manifiesta en la industria de la construcción y en otros renglones de nuestra economía.

Denunciamos en aquella ocasión esa triste realidad por varios medios. Así lo estuvimos haciendo durante varios años y en múltiples contextos, sin dejar de señalar el gran maltrato a que eran sometidos estos inmigrantes ilegales (algo comprobado directamente por mí y los restantes investigadores). Sin embargo, nunca fuimos escuchados por las autoridades dominicanas correspondientes. 

Es preciso recordar que Juan Bosch nunca creyó en el antitrujillismo “nacionalista” y “patriótico” de aquellos oportunistas “caballeros” dominicanos que, muerto Trujillo, se repartieron el Botín hablando en inglés, en italiano, en francés.... o en español “castizo”… pero siempre de espaldas al pueblo.

Sigo creyendo que la mejor forma de plantear y abordar en la presente coyuntura las diferencias entre Haití y República Dominicana, la constituye el diálogo profundo y sostenido entre actores políticos efectiva y realmente representativos de los genuinos intereses mayoritarios de ambas naciones. ¡Basta ya de demagogias!


Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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