¡NO TODO VALE!

sábado, 26 de abril de 2014


UN EJERCICIO COGNITIVO-LÚDICO QUE TAMPOCO ES ARTE...




«... No me seduce la "divina" gracia palabrera de la banalidad. No me atrae la mixtura indiscriminada o arbitraria de categorías y registros conceptuales disímiles, ni tampoco me cautiva el simple desatino pseudo-filosófico sin mayores consecuencias... 

No me siento encandilado por los sofismas ni por la retórica "obsesivo-compulsiva" de ciertos discursos teorético-pintorescos y pseudo-innovadores. Filosofar es otra cosa... 

Aunque reconozco el relativo poder de tanteo, exploración y auto-esclarecimiento que asiste a ese "retozo" cognitivo en cierta etapa relativamente temprana del desarrollo intelectual del sujeto: en la común adolescencia del pensamiento.

Ese mero juego como fuga de ideas que simplemente respeta la sintaxis canónica pero no conlleva, en sentido estricto, la delimitación o el abordaje crítico de problema filosófico-teórico alguno, posee ciertamente un valor estructurante y hasta terapéutico: “Espacio potencial de juego”, lo denomina Winnicott. Pero aunque dicho espacio sea necesario para la incubación de la subjetividad, filosofar es otra cosa.

No me inspira mucho respeto, si de pensamiento filosófico se trata, la sintaxis del dislate brillante o la trivialidad vestida de galas lenguajeras… Jacques Lacan, por ejemplo, es otra cosa muy diferente.

La deriva oscura del significante y la flotación de los categoremas debe producirse con los ojos bien abiertos, en tensión con la claridad de la cognitio (...)

Por otra parte, aunque las luces no deben ser tan fuertes que puedan cegarnos, el asumir, con pretensiones de “fechar obra” en las esferas estético-creativas, estrategias como el “sinsentido dadaísta”, el “método surrealista” o la “escritura sistemático-neológica”, implica 
siempre lo ha implicado, incluso contra la radicalidad seductora de ciertos planteamientos de los mismos Tzara y Breton, desplegar sueños, pero sueños dirigidos, delirar, pero con delirios orientados: una suerte de "tramar" o “encauzar” quimeras o espejismos...

No se trata de promover el puro e incurable azar o el mero caos privado de la tensión que debe guardar con la vigilante voluntad de orden.

Si así lo fuera, el auténtico pensar y el genuino crear resultarían ser cualquier cosa.

Sería o valdría lo mismo decir, por ejemplo, "babababa" o "kakekekelalala", utilizando los conectivos, unos cuantos verbos, sustantivos, adverbios y adjetivos, para luego permutar con ellos los dos mencionados “neologismos” manteniendo cierto respeto a la sintaxis formal durante unas 300 o 400 páginas, que escribir la "Fenomenología del Espíritu" de Hegel, "Don Quijote de la Mancha" de Cervantes, las "Investigaciones filosóficas" de Wittgenstein, el "Ulises" o el "Finnegans Wake" de James Joyce (...).

Filosofar-escribir sería algo así como: "Babababa sin kakekekelalala no es babababa irredento, pues babababa come ahora kakekekelalala lloviendo, y el kakekekelalala que sólo es kakekekelalala libresco, piensa kakekekelalala prohibido y paraguas lobuno. El testamento kakekekelalala remite o dimite a kakekekelalala y babababa consumistas. Pero sólo si el humor negro sanguinolento y tremebundo con gorrito campesino Scotland Yard y, por supuesto, la hojarasca militar peripatética y esquizo, se constituyen poco a poco en kakekekelalala que goza y en rueda-máquina dentada también combinatoria y digital, es decir, kakekekelalala desierta y babababa poética, podría lógicamente producirse la más isócrona transfiguración insulsa del cuasi-petardo semántico polimorfo de un libro babababa, neo-fractal-excrementicio, fenoménico-textual y epistémico-neológico, para definir un mundo nuevo en la cubierta de la barca preterida kakekekelalala, muy feliz la ontología con helados, chocolates y arácnidos bipolares. ¡Y nunca olvidemos, en la Gloria del Ser limpias corbatas, por no decir los corbatines turbulentos! Kakekekelalala y babababa metafísicos y que patatín que patatán los premios, concursos, maratones y las letras. Así también lo dijo Heidegger"...

¡Evidentemente que el "Finnegans Wake" de James Joyce y las "Investigaciones filosóficas" de Wittgenstein, por ejemplo, no se podrían reducir jamás a este juego trivial y pueril de despropósitos...! 

Si se pudiera reducir la cogitación a este insulso recurso combinatorio, filosofar sería entonces el reino anestésico del DISPARATE elevado al estatuto absolutista de escritura soberana... ¡Una simple tontería! 

El "disparate" dadaísta no es crudo y mero disparate... es un mero "inmanente" nadando en otra salsa...

En muchas ocasiones, puede obnubilar nuestro juicio la cándida certeza paranoica de que estamos innovando, o también el percibir como simple “juego de palabras” aquello que desborda nuestras competencias cognitivas (…)» J. P. CHARRIER.




© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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