El gran negocio de odiar a Justin Bieber

jueves, 13 de febrero de 2014



CINISMO CAPITALISTA-FINANCIERO POSTMODERNO



Por Armando Almánzar-Botello



Con la figura de Justin Bieber se ha construido, mediáticamente, aquello que los pensamientos antropológicos de R. Linton y G. Devereux concibieron bajo la denominación de "modelo de mala conducta": No te comportes mal, pero si decides hacerlo, la forma "correcta" de irrespetar las normas, reglas y leyes establecidas, está definida por estos rasgos que codificamos para ti...

Claro, la utilización de los mecanismos de control que señalamos en el párrafo anterior nunca se ha revelado abiertamente por altoparlantes, televisión, Internet o declaraciones explícitas: es algo implícito en mensajes omitidos, subliminales y en una serie de comunicaciones socio-culturales plagadas de doubles-binds...

Evidentemente, nos encontramos frente a una manipulación perversa y cínica de la rebelión, la violencia y la inconformidad de los jóvenes por parte del Sistema de Control Capitalista, con los fines de mantener en los ámbitos clausurados de la banalidad inocua toda manifestación de rebeldía, y ofrecer de paso un ejemplo patente de radical no politización de la disidencia y el malestar en la cultura. 

Al mismo tiempo, con la agresividad inducida en el ciudadano común contra figuras tipo Justin Bieber —promocionado casi siempre en intervenciones mediáticas que resaltan sus desviaciones conductuales con respecto a la norma—, se satisfacen y promueven, haciendo uso de un criterio perverso-inmunológico, las pulsiones sádicas contra "el cuerpo extraño de los inmigrantes" (Bieber es de origen canadiense) y se propone a la "conciencia internacional" un falso y siniestro paradigma, hipócrita y conservador, del "chivo expiatorio", de "la víctima propiciatoria" definida como tal por su mala conducta. Esto permite a los niños y adolescentes de los países que se encuentran bajo el influjo cultural de la órbita norteamericana, descargar parcialmente y de forma proyectiva su agresividad y su odio mediante el expediente o recurso         —lúdico-cibernético en muchas ocasiones—, de expulsar o asesinar-agredir, simbólica, ritual y virtualmente, a una nueva figura postmoderna del "fármakos", de la "víctima sacrificial". 

Conjuntamente con cierta práctica "filantrópica", el asesinato fantasmático por procuración, la descarga virtual y proyectiva del odio, la agresividad y la envidia contra víctimas construidas por el marketing, constituyen nuevas enfermedades del alma (J. Kristeva) y dispositivos de enfriamiento de tensiones en el entramado maquínico del sistema capitalista tardomoderno.

El joven cantante procedente de Canadá, constituye, simultánea y ambiguamente, un objeto de "admiración y culto" (Bieber, independientemente de que su música sea buena o mala, aporta un buen dinero al fisco estadounidense y gusta a miles de fans) y un objeto maldito de "rechazo", por ofender los valores morales y prejuicios del "ciudadano estándar norteamericano"...

De esta forma, el Biopoder oculta o enmascara su compromiso con la violencia más cruda (crímenes de la paz y crímenes de la guerra), y ofrece un señuelo-pararrayos, propicio y tranquilizador, cuyo funcionamiento estratégico permite escamotear los verdaderos problemas, violencias e injusticias que afectan al mundo en el contexto del específico malestar capitalista contemporáneo propio de la denominada Cultura Global...

Un niño pre-púber de la clase popular dominicana me comunicó hace poco, plenamente convencido de lo que me decía, que la persona más merecidamente odiada en todo el mundo era Justin Bieber... 

Muchas veces, bajo la banalidad del objeto de estudio se oculta la fantasía inconsciente que subtiende la ideología más básica del Sistema Capitalista de Control: la cínica rentabilización del crimen y el odio, el negocio de la victimización sado-masoquista y una negación sinuosa y perversa de la radical alteridad de los Otros.



© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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