Kafka. Nacionalismo, Imperialismo…

miércoles, 26 de marzo de 2014


LLUVIA NECESARIA SOBRE TERRITORIO YA MOJADO...


¡Si existe un país que después de la ominosa dictadura de Rafael Leonidas Trujillo ha ofrecido su mano solidaria a la República de Haití en todas sus desgracias y dificultades, esa nación ha sido la República Dominicana! Pero tal parece que a los ojos de las Grandes Potencias —las que, dicho sea de paso, han hecho muy poco a favor de Haití a no ser saquear sus riquezas y luego darse a la fuga, nuestro esfuerzo solidario de país casi tan pobre como la tierra de Toussaint Louverture, no vale nada!

«Que la justicia inmanente, la línea continua, las puntas o singularidades sean activas y creadoras, se entiende por la manera en que se disponen y forman máquina a su vez: siempre en las condiciones colectivas, pero de minorías; en las condiciones de literatura y de política "menores", incluso si cada uno de nosotros ha tenido que descubrir en sí mismo su minoría íntima, su desierto íntimo (teniendo en cuenta los peligros de las luchas minoritarias: reterritorializarse, reproducir la foto, volver a ejercer el poder y la ley...» Gilles Deleuze y Félix Guattari. "Kafka. Por una literatura menor", Ediciones Era, México, 1978, página 124.
                      
                     
Militarización de la frontera de Estados Unidos con México.


Por Armando Almánzar-Botello



En textos como “La muralla china”, de Franz Kafka, la instancia “nómada y bárbara” se correlaciona poderosamente con la figura de dicho autor, en tanto que sujeto histórico de la escritura en proceso y errancia, o personalidad biográfica “extraterritorial” en “éxodo y exilio” (G. Steiner, E. Trías). 

“Kafka-sujeto-escritura”, en su carácter de judío-checo y escritor de lengua alemana (por dichos motivos, "exiliado" tres veces), comporta un "devenir menor" y rebelde, perturbador, transgresor, que da paso a la articulación política de una “minoría marginal” vitalizada y vitalizante, cuando toma o extrae de dicha marginalidad su fuerza o potencia subversiva contra los poderes constituidos en dominios esencializados y excluyentes.

Tal como revelan Gilles Deleuze y Félix Guattari en su importante texto “Kafka. Por una literatura menor”, el “dispositivo inmanente de justicia”, el mismo que abre nuevas posibilidades y figuras de vida, lo representan precisamente los “nómadas”, frente a la dimensión “trascendente”, imperial, opresiva, territorial y nacionalista-ontológica, que se constituye en “ley paranoica” (Deleuze-Guattari), en “máquina trascendente, abstracta y cosificada” que marca paradas y discontinuidades.

La identificación ideológica de los “nómadas” con la figura del inmigrante ilegal, con las minorías extranjeras, con los haitianos
en nuestro particular contexto histórico-social, inspirada en una cierta lectura del texto de Kafka, podría perder de vista, para una determinada exégesis “territorializante” y onto-nacionalista, la permanente apuesta de Kafka por lo nomádico, en su calidad de instancia que impone la continuidad transfronteriza de la “línea inmanente de justicia”….

Debemos reiterarlo: Una lectura “reterritorializante” de algunos textos de Kafka (de “La muralla china”, por ejemplo), sólo podría perder de vista la identificación, realizada en dicha escritura, del “extranjero-bárbaro”, del “sujeto extraño en tránsito”, con el “dispositivo maquínico nómada encarnado en el campo inmanente de justicia” (Deleuze-Guattari).

Toda “desterritorialización” liberadora y subversiva, toda apertura de “líneas de fuga como líneas de justicia inmanente” en el espacio regulado de la “ontopología” (esencialización nacionalista del terruño “propio” por medio de una ley trascendente), erosiona por necesidad las fronteras, los límites y las costumbres. Este es un resultado inevitable de todo diálogo pluralista y abierto. Desde luego: hay ritmos y protocolos de aproximación determinados por las partes en juego.

Lo “fronterizo” es concebido para “la política taoísta y kafkiana de lo menor” como un espacio dialógico de mediación que no comporta un deslinde neto entre un “adentro” y un “afuera”, pero tampoco admite una retorcida sobre-codificación imperial.

Frente a la “discontinuidad” que tiende a establecer 
por razones estructurales de necesaria clausura provisoria (Hegel), el orden simbólico de la cultura como contrato social y  lingüístico, pero más bien frente al carácter discreto esencializado que define a una cierta ley trascendente, perversa, opresiva, imperial, nacional, territorial, transnacional, el sujeto nómada viene a encarnar (para Kafka-Bataille-Deleuze-Guattari) la “continuidad transfronteriza”, el dispositivo inmanente y maquínico de justicia y de amorosa iniciación y apertura a la incoercible alteridad del Otro... ¡He aquí el double bind  ético-político a que nos somete la llamada del amigo/enemigo y el desamparo/violencia del prójimo... Sin embargo... ¡Hay que decidir! (Hegel, Kierkegaard, Nietzsche, Derrida).

Los cruciales problemas por los que atraviesa actualmente el Mundo Capitalista Globalizado con respecto al binomio “nacional versus nomádico”; los temas candentes referidos a la sostenibilidad de los recursos y a la solidaridad entre naciones ricas y pobres —dificultades imbricadas en el contexto postmoderno neo-colonialista de una falsa defensa oportunista, efectuada por ciertas Grandes Potencias, de los llamados “derechos humanos” y de “libertad de tránsito”, valores real o falsamente violentados en el contexto de las políticas migratorias y de circulación propias de países pequeños como lo son República Dominicana y Haití, entre muchas otras naciones pobres o no bien vistas por el Imperio—, vienen a ser agravados por el carácter sesgado y perverso de dicha promoción demagógica de fingidas “tablas axiológicas de solidaridad y justicia”, propaganda llevada a cabo malévolamente por los aludidos centros hegemónicos de poder en desmedro de la estabilidad de los países involucrados en determinados conflictos, internos y/o de naturaleza internacional.

Las grandes metrópolis tan sólo proponen la libertad de tránsito incondicional y la “continuidad nomádica transfronteriza” cuando se trata de flujos migratorios de Sur a Sur, pero mantienen rigurosa o estratégicamente cerradas sus fronteras para toda “invasión de bárbaros” que pueda proceder de los mundos terribles de la pobreza.

Los reclamos de justicia a favor de los inmigrantes haitianos, realizados actualmente contra la República Dominicana por parte de ciertas potencias imperiales, no representan, de hecho, la promoción de una genuina y pluralista “ley nomádico-transvernácula” como dispositivo de justicia inmanente, sino una estrategia segregativa enmascarada que aspira a evitarle al Imperio (A. Negri), todo compromiso serio de esas Potencias con los problemas de ciertos “Estados fallidos”, por un lado, y, por el otro, a incrementar severamente la erosión de las regulaciones jurídico-políticas de muchos países aquejados de poca fortaleza en sus instituciones. 

El objetivo final de dicha campaña de agresión, indiferencia y descrédito consiste en convertir a esos países más temprano que tarde y como decía Octavio Paz: sometidos y/o mantenidos bajo el estatuto de simples “territorios de caza y pesca”, en simples mercados de consumo y mano de obra barata y en comarcas de explotación minera indiscriminada, no ecológica. 

Todo lo anterior bajo un control absoluto del Gran Capital enmascarado de respeto a la “democracia” y a una mentida diversidad cultural simplemente turística, folklorizada y vaciada de tensión y substancia.

La vocación de las grandes metrópolis es transformar al resto de los países del mundo en espacios tutelados, intervenidos, sobre-codificados en todas sus políticas internas y en sus gestiones, por la axiomática capitalista militar-financiera. Mundo de territorios sometidos a la oscura explotación de sus recursos humanos y naturales por parte de los agentes del Gran Capital Transnacional, aliados a nefastas Oligarquías locales que sólo aspiran a mutilar los derechos de los trabajadores y de las poblaciones en general con tal de maximizar sus beneficios.

Los reclamos de supuesta “justicia” que actualmente realizan las Grandes Potencias con respecto a múltiples casos de inmigrantes cuyos derechos están siendo violados y/o supuestamente quebrantados por ciertos Estados nacionales, no son atendibles desde los ámbitos de la ética, la justicia real y el derecho internacional, pues dichas potencias resultan ser, en este mundo líquido globalizado a favor del capital y de la circulación de las mercancías, las principales agresoras de los Derechos Humanos. 

Esas Potencias proponen a los países pobres un modelo de comportamiento que ellas no cumplen en lo absoluto. Sustraen al debate la “unidad-oculta, trascendente y opresiva” en la que se sustentan: el chantaje y la violencia hegemónico-política y militar-financiera. 

Ellas ambicionan sobre-codificar los diferendos binacionales y multinacionales y hacer que las pretendidas fórmulas y soluciones que proponen a los problemas que confrontan entre sí ciertos países, se apliquen por los Gobiernos locales sin que éstos se detengan a medir las consecuencias de sus acciones sobre su propia población y pensando tan sólo en las inhumanas conveniencias de las plutocracias vernáculas y trans-vernáculas. Esos Poderes monstruosos de la extorsión, el soborno y el fraude, sueñan con que nuestros Gobernantes actúen como autómatas o meros apéndices del Imperio, en contra de los intereses de sus respectivas naciones. .

Para esas Grandes Potencias, los protocolos, normas y leyes que conforman sus marcos jurídico-políticos y culturales constituyen "sacrosantas" verdades intocables 
salvo cuando entran en conflicto con los intereses de la Plutocracia. Entonces, abrogan todas las normativas del derecho local e internacional, concentran antidemocráticamente un poder absoluto en ciertos instancias cuya accionar les resulte propicio para sus mezquinas conveniencias, y se declaran, con el mayor de los cinismos, los legítimos amos del mundo.

La llamada “desagregación transnacional del Estado-nación” en determinadas áreas de servicios tradicionalmente administrados por los Gobiernos locales, constituye un paradigma del rostro siniestro del neo-liberalismo maquillado bajo apariencia de nueva libertad y nueva eficacia. Más de lo mismo.

Cuando las Grandes Potencias aplican estos modelos en sus propios territorios, es porque sus políticos y técnicos han realizado las debidas evaluaciones económico-sociales para que cualquier medida adoptada no venga a perjudicar el metabolismo conjunto de esas poderosas naciones, o por lo menos no afecte los intereses de los ricos y de ciertos sectores de poder. No mencionamos ahora la secular fortaleza de sus instituciones, a pesar de ciertas crisis periódicas en el plano económico.

Por el contrario, las normativas y protocolos de los países del Tercer Mundo son considerados por las Grandes Metrópolis Imperiales como simples arcaísmos irrelevantes, como si el derecho a vivir y a convivir civilizadamente a la luz de la justicia y la juridicidad, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, fuese un patrimonio exclusivo de los países económica y militarmente poderosos, o debiera existir sólo como puro simulacro para beneficio de los intereses imperiales y las oligarquías locales adventicias.

La postmodernidad biopolítica de las Grandes Potencias es perversa y estafadora. Como dice José María Ripalda, el espacio postmoderno es tramposo, pues su pluralidad y descentramiento se hallan recentrados por hegemonías evidentes y menos evidentes.

Franz Kafka, con su ejercicio subversivo de la letra, no confiere legitimidad a los Nacionalismos ontológicos dogmáticos y fundamentalistas, pero tampoco a los Imperialismos "civilizadores" de ninguna índole. La suya es una escritura libérrima y nomádica. Su novela “América” se inicia, por cierto, "confundiendo", crítica e irónicamente, la antorcha de la estatua de la Libertad con una espada refulgente

Creo en la libre circulación transvernácula de todos los hombres sobre la superficie de la Tierra; pero creo también que dicha libertad debe ser efectivamente planetaria, no circunscrita al mundo de los pobres, no regulada por la estrategia racista, oportunista y excluyente de “solo abrir las compuertas de pocilga a pocilga”, tal como lo propugnan actualmente y sin el más mínimo rubor las Grandes Potencias auto-erigidas en garantes de Dios sobre la geografía política del Mundo…




© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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